Para empezar, y dar una muestra de cómo puede sorprendernos el mundo rural, traigo esta historia que para nosotros quizá sea nueva (al menos yo no la había oído hasta ahora), pero que en Italia es algo común y nos da una idea de todo lo que nos estamos perdiendo en torno al mundo rural, y cuáles puede ser las interacciones entre humanos y animales y, otra vez, entre diferentes especies de animales; algo que mucha gente encuentra extraño, pero que evidentemente funciona, claro está.
Como digo, en algunos lugares de Italia, los burros se utilizan para transportar corderos recién nacidos a un lugar seguro cuando no pueden hacer el viaje ellos mismos; los llevan a mejores pastizales, cuando son muy pequeños y sus padres no se hacen cargo de ellos por una u otra razón. Para este menester, a los asnos se les equipa con unas alforjas especiales, hechas a medida para que se adapten perfectamente al tamaño de los pequeños corderos. Y lo mejor es el nombre con el que se conoce a estos animales: burros-niñeras.
Esta practica se utiliza en casi todo el territorio italiano, pero es originaria de Lombardía, donde cada primavera puede verse a estos asnos transportando a su preciosa carga de llanura en llanura para buscar mejores alimentos. Esto hace que estos burros estén muy bien cuidados, y que sus dueños tengan especial cuidado en darle todo lo necesario para su perfecta salud y su comodidad, pues su labor es importante y contribuye significativamente al bienestar ganadero de la región sobre todo, pero también de todo el país.
Mientras escribo esto, puedo decir que esta curiosa interacción de los asnos lombardos con las ovejas está convirtiéndose en un espectáculo que muchos turistas ya pagan por ver, aunque esta tradición tiene siglos de existencia, y para los italianos es algo normal. Pero gracias a la atención que están generando, el cuidado de estos animales es algo primordial para sus dueños, lo que en realidad acaba incidiendo en su excelente calidad de vida, lo cual es de agradecer.